‘Es el precio que debemos pagar los soñadores’ me dijeron una vez.
Soñar, despertar, darnos cuenta de que la realidad no tiene nada que ver con lo que habíamos soñado y volver a cerrar los ojos.
Lo cierto es que siempre he sido una soñadora, he innovado en mis sueños y lo mejor es que no cerraba los ojos, los hacía realidad.
Pero alguien me obligó a querer cerrarlos y a hacerlo de golpe.
Lo siento.
Siento tanto no haber sido tu razón ni para tener los ojos abiertos ni tampoco para querer soñar.
Lo siento.
Siento sentirlo, sentir, sentirte y haberlo hecho así.
Y lo que mas siento es que en realidad no lo hago, no siento, no me arrepiento, no cambiaría ni un instante de los que he pasado con los ojos abiertos y tampoco con los ojos cerrados.
La vida nunca se ha tratado de sentir lo que nos hace bien, de lamentar el sentir lo bueno y nunca se ha tratado, ni se tratará de arrepentirse de ello.
Así que no, no lo siento.
Y ahora que ya he pagado el precio
(Y con o sin los ojos abiertos)
vuelvo a ser una soñadora.
La maravillosa foto pertenece a @aguacatete